La necesidad de transformación de una peluquería anticuada y con falta de carácter, que no de profesionalidad, nos lleva a trabajar desde un cambio de paradigma, pasando de un formato con mesa de trabajo central, a una liberación de ese espacio.
El trabajo con una base blanca, nos lleva a la necesidad de introducir color e iluminación.
La liberación del espacio central, nos lleva a la búsqueda de una nueva ordenación de los mostradores, de forma que se generan hornacinas en los dos laterales, sirviendo estos, para exposición de producto, colocación de los mostradores y colocación de vegetación artificial, que le da un carácter más fresco.
Líneas rectas en los paramentos y en la carpintería, mobiliario vintage, donde los dorados marcan la diferencia, y un toque geométrico, es la nueva línea que marca Peluquería Oliver, donde la iluminación y la vegetación aportan el carácter diferenciador.